sábado, 15 de octubre de 2016

El poder y la palabra


        Esta semana voy a hablar de la relación entre la palabra y el poder. Las palabras, como sabemos,  son el  arma  más poderosa. La energía que contiene puede ser canalizada para ayudar a obstaculizar, humillar o incluso dañar. Simboliza, además, grandes  acontecimientos que se han producido a lo largo de la historia.
 "Más que tomar la palabra, habría preferido verme envuelto por ella y transportado más allá de todo posible inicio. Me habría gustado darme cuenta de que en el momento de ponerme a hablar ya me precedía una voz sin nombre desde hacía ya mucho tiempo: me habría bastado entonces encadenar, proseguir la frase, introducirme sin ser advertido en sus intersticios, como si ella me hubiera hecho señas quedándose, un momento, interrumpida. No habría habido por tanto inicio; y en lugar de ser aquel de quién procede el discurso, yo sería más bien una pequeña laguna en el azar de su desarrollo, el punto de su posible desaparición."
      A lo que Michel Foucault hace referencia con esta aseveración es a la discusión político-cultural acerca del papel que juega la palabra en la consecución de la toma del poder. Viene a explicarnos que más allá de que los sectores oprimidos de las distintas sociedades adquieran la capacidad de alzar su voz de manera individual hay que tejer un relato que vertebre la génesis de un nuevo mundo en el que estos sectores tengan, al fin, acceso al poder y no sean simplemente receptores de las prácticas de ese poder por parte de otros sectores opresores.

       Esta imagen es un claro ejemplo. Como se representa en el cuadro que he adjuntado, el término "Reblica" adquirió, en un momento y lugar dados, una fuerza y un discurso colectivo  que pudo movilizar un conjunto de la población tan amplio como diverso. Casi sin contenido político se creó un relato integrador y movilizador que empapó de poder a quienes nunca lo habían tenido.